Los rasgos importantes de la personalidad del niño, como el carácter lúdico, la imaginación, el mundo emocional del niño, el placer del propio cuerpo y de los sentidos, así como el deseo de los niños de entrar en contacto con otros niños y con su entorno, se entienden como la base del trabajo pedagógico. Se profundiza y se promueven aspectos como el reconocimiento y el bienestar, el descubrimiento y la comprensión del mundo, la expresión y la comunicación, la convivencia con los demás.